Una característica de la globalización que a menudo pasa desapercibida es que, además de mercancías y tecnologías, también se intercambian y «almacenan» conocimientos y destrezas. Y la cualificación aumenta también en una escala global. El ejemplo de la Compañía Cervecera de Nicaragua demuestra que esta afirmación no es válida únicamente para países emergentes. Con una plantilla de unos 1500 trabajadores, la compañía es la única planta cervecera industrial de Nicaragua que cumple los estándares europeos en lo referente a tecnología y tiene a su disposición empleados locales con un alto nivel de cualificación. De lo contrario, señala Christian Schlotter, director gerente de ProLeiT Iberia, «este tipo de instalación rápida y sin problemas de un nuevo sistema de control no habría sido posible».